La crisis de salud visual en México

Lorem ipsum dolor sit amet consectetur adipiscing elit dolor

Comparte este artículo

Compartir en facebook
Compartir en twitter
Compartir en linkedin

Ya hemos hablado en otro blog, acerca de la proporción preocupante de médicos en relación a la población general. La OCDE recomendó una proporción de por lo menos 3.4 médicos por cada mil habitantes para poder garantizar una correcta atención médica para la población. En México, en realidad sólo hay 2.4 médicos por cada mil habitantes. Y esta cifra se refiere únicamente a médicos en términos generales. Las proporciones de en casos de especialistas (y particularmente en el caso de oftalmólogos) son mucho más preocupantes. 

Las causas de esta situación son complejas, y anidadas a diferentes condiciones estructurales, como retos en la educación de médicos, distribución de presupuestos, y deficiencias en la infraestructura de la industria médica. En cuanto a las consecuencias, la falta de oftalmólogos en México y en el mundo, en conjunto con una serie de otros factores, ha dado pie a un severo problema de deficiencia de salud visual.

El deterioro de la salud visual 

Según datos de la OMS, cerca de 2,200 millones de personas en el mundo sufren de deterioro de la visión cercana o distante. Se estima que cerca de la mitad de esos casos podrían haberse evitado. La organización estima que esto se traduce a un costo de cientos de miles de millones de dólares al año debido a la pérdida de productividad asociada a enfermedades de la vista. De forma similar, el 80% de los casos de ceguera son prevenibles, y el resto se podría tratar con intervenciones quirúrgicas que mejorarían la calidad de vida de los pacientes. Sin embargo, como ya mencionamos, no existe suficiente infraestructura para atacar esta problemática. 

Adicionalmente, se estima que el problema puede ser mucho más grande de lo que las estadísticas indican. Esto es particularmente cierto en países como México, donde no sólo existen menos especialistas para la salud, sino que también es más difícil generar estadísticas confiables. Muchos de las afectaciones de la vista no generan dolor, lo cual al combinarse con una mala cultura de la salud en el país, generan un número desconocido de casos no reportados, por lo que es difícil hacer una estimación exacta de las personas afectadas.