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La epidemia silenciosa de la miopía: desafíos y estrategias de control
Reto Oftalmología
10 de Julio de 2025

La miopía ha trascendido de ser un simple error refractivo a convertirse en una preocupación de salud pública global de proporciones epidémicas. Las proyecciones son alarmantes: se estima que para 2050, aproximadamente la mitad de la población mundial será miope, y cerca de una de cada diez personas desarrollará miopía alta, con el consiguiente riesgo de complicaciones cegadoras. Un análisis exhaustivo de 276 estudios, que abarcó más de 5.4 millones de participantes de 50 países, reveló un aumento constante en la prevalencia de miopía, pasando del 24.32% en 1990 al 35.81% en 2023. Las proyecciones indican que esta prevalencia global alcanzará el 36.59% en 2040 y el 39.80% para 2050, con más de 740 millones de casos a nivel global.
Esta patología no es solo un problema de visión, sino una verdadera “epidemia silenciosa” con implicaciones profundas para la salud pública global y un impacto socioeconómico considerable, que va más allá de la mera corrección refractiva. La proyección de que la mitad de la población mundial tendrá miopía para 2050, con un porcentaje significativo en riesgo de miopía alta y sus complicaciones, sugiere una carga masiva sobre los sistemas de salud y una disminución en la calidad de vida de millones de personas. Los beneficios de la intervención temprana se extienden más allá de la protección de la vista, impactando positivamente en el rendimiento académico, la productividad laboral, la seguridad vial, la equidad de género y el bienestar mental. Esto transforma la miopía en una crisis que afecta el desarrollo humano y económico, no solo la salud ocular.
La prevalencia de miopía no es uniforme a nivel global; se observa una mayor proporción en Asia Oriental (35.22%), en áreas urbanas (28.55%), en mujeres (33.57%), y especialmente en adolescentes (47.00%) y estudiantes de secundaria (45.71%). La prevalencia de alta miopía en áreas urbanas podría alcanzar el 23.3% en niños de 15 a 19 años para 2050. Estas disparidades geográficas y demográficas resaltan la necesidad de estrategias de salud pública diferenciadas y adaptadas a las características de cada población.
La siguiente tabla ilustra la magnitud de la prevalencia proyectada de miopía:
Año | Prevalencia Global de Miopía (pooled estimates) | Prevalencia Proyectada de Miopía Global | Prevalencia Proyectada de Miopía Alta Global | Prevalencia en Asia Oriental | Prevalencia en Áreas Urbanas | Prevalencia en Adolescentes (15-19 años) | Casos Totales Proyectados (millones) |
1990 | 24.32% | N/D | N/D | N/D | N/D | N/D | N/D |
2020 | 35.81% | 36.6% | 5.3% | 51.6% | 39.5% | 9.5% (alta miopía) | N/D |
2023 | 35.81% | N/D | N/D | N/D | N/D | N/D | N/D |
2030 | N/D | 46.2% | 8.9% | 56.9% | 48.7% | 10.0% (alta miopía, urbana) | N/D |
2040 | N/D | 54.4% | 13.2% | 61.4% | 56.5% | 14.4% (alta miopía, urbana) | N/D |
2050 | N/D | 61.3% | 17.6% | 65.3% | 63.1% | 23.3% (alta miopía, urbana) | >740 millones |
Tabla 1: Proyecciones de Prevalencia Global de Miopía (2020-2050)
N/D: No disponible directamente en los datos para ese año específico.
Factores etiológicos y de riesgo: una interacción compleja
La etiología de la miopía es multifactorial, involucrando una compleja interacción entre factores genéticos y ambientales. La historia familiar de miopía aumenta significativamente el riesgo de desarrollo de la condición en los niños.
El tiempo prolongado dedicado a actividades de cerca, como la lectura o el uso de dispositivos digitales (smartphones, computadoras, TV), se ha asociado consistentemente con un mayor riesgo de desarrollo y progresión de la miopía, especialmente en la infancia y adolescencia. Por otro lado, la exposición limitada a la luz natural y el menor tiempo al aire libre son factores de riesgo bien establecidos, con estudios que demuestran que pasar entre 40 y 80 minutos adicionales al día al aire libre puede reducir la incidencia de miopía en niños.
Es importante reconocer que la urbanización y los cambios en el estilo de vida, caracterizados por un mayor tiempo en interiores y un trabajo de cerca intensivo, son motores más significativos de la epidemia de miopía que el simple “tiempo de pantalla”. Si bien el uso de dispositivos digitales contribuye, la causa subyacente más amplia parece ser el cambio en los patrones de vida asociados con el desarrollo socioeconómico y los sistemas educativos que promueven el trabajo de cerca prolongado. Esto implica que las intervenciones no pueden limitarse únicamente a “reducir el tiempo de pantalla”, sino que deben enfocarse en promover un equilibrio de actividades, incluyendo el aumento del tiempo al aire libre, y reevaluar los entornos de aprendizaje para mitigar el estrés visual.
Es crucial recordar que la miopía patológica, una forma severa, puede llevar a complicaciones graves que comprometen la visión de forma irreversible, como cataratas, glaucoma, neuropatía óptica, neovascularización y desprendimiento de retina.
Innovaciones en diagnóstico y tratamiento: un arsenal en expansión
El campo de la miopía ha visto un florecimiento de intervenciones para controlar su progresión, especialmente en niños. Las estrategias ópticas incluyen lentes de desenfoque periférico, como los lentes DIMS (Defocus Incorporated Multiple Segments) y DOT (Diffusion Optics Technology), lentes de contacto multifocales blandas y la ortoqueratología (Ortho-K). La ortoqueratología, una técnica en la que los niños usan lentes de contacto rígidas permeables al gas durante la noche para remodelar temporalmente la córnea, ha demostrado su eficacia al inducir un desenfoque miópico periférico, lo que se ha demostrado que ralentiza la elongación axial del ojo.
En el ámbito farmacológico, las gotas de atropina a bajas concentraciones (0.01% a 0.05%) se han consolidado como una opción altamente efectiva. Estas gotas reducen significativamente la progresión de la miopía con mínimos efectos secundarios y un menor efecto rebote en comparación con concentraciones más altas. Por ejemplo, en Australia, la atropina al 0.01% fue aprobada en 2024 para ralentizar la progresión de la miopía en niños.
Investigaciones recientes sugieren que la comprensión de los mecanismos de acción de la atropina va más allá del simple bloqueo de la acomodación. Los efectos beneficiosos de la atropina sobre la miopía se deben a mecanismos más complejos, que incluyen la mejora de la micro circulación coroidea y la reducción de la hipoxia escleral, además de la regulación de la remodelación de la matriz extracelular. Este entendimiento abre nuevas vías para el desarrollo de terapias más dirigidas y eficaces. Además, estudios recientes indican que la combinación de tratamientos, como la atropina al 0.01% con la ortoqueratología, puede ofrecer un efecto sinérgico y un control aún mayor de la progresión de la miopía y la elongación axial. Otras terapias emergentes incluyen la terapia de luz roja de baja intensidad (LLRT) y nuevos fármacos como la pirenzepina, apomorfina y 7-metilxantina, que están siendo investigados por su potencial en el control de la miopía.
Implicaciones para la salud pública y estrategias preventivas: un llamado a la acción temprana
La prevención y la intervención temprana son fundamentales para mitigar la carga de la miopía a nivel global. Esto incluye no solo el aumento del tiempo al aire libre y la reducción de actividades de cerca excesivas, sino también la implementación de tratamientos ópticos o farmacológicos oportunos.
Desde una perspectiva de salud pública, es notable que la prevención de la progresión a la miopía alta (HM) es más costo-efectiva que el tratamiento de la miopía patológica (PM). Este hecho exige un cambio de paradigma en las estrategias de salud pública, orientándolas hacia la identificación y el manejo proactivo de los niños en riesgo. Para lograr esto, es necesario redefinir la miopía como una enfermedad con etapas de riesgo visualmente significativas y asegurar la integración de la atención en los servicios de atención primaria.
Organizaciones internacionales como la IAPB y la OMS están impulsando iniciativas globales como MyopiaEd y SPECS 2030, enfocadas en hacer accesibles los servicios de error refractivo y empoderar a padres, maestros y profesionales de la salud con consejos prácticos para ralentizar la progresión de la miopía. Países como Singapur y China han demostrado el éxito de políticas nacionales de control de la miopía, incluyendo cribados visuales obligatorios y requisitos de actividad al aire libre en las escuelas, lo que subraya la importancia de la acción gubernamental y la colaboración intersectorial.
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